Sikorsky quiere una nueva vida para los 'Black Hawk' como drones gigantes

¿Una flotilla de helicópteros sin pilotos? Es lo que pretende tener EEUU. /Lockheed Martin
¿Una flotilla de helicópteros sin pilotos? Es lo que pretende tener EEUU. /Lockheed Martin
¿Una flotilla de helicópteros sin pilotos? Es lo que pretende tener EEUU. /Lockheed Martin
¿Una flotilla de helicópteros sin pilotos? Es lo que pretende tener EEUU. /Lockheed Martin

El 3 de octubre de 1993, miembros de las Delta Force de Estados Unidos iniciaron una operación en Mogadiscio, Somalia, con el objetivo de capturar al 'señor de la guerra' Mohamed Farrah Aidid y a sus lugartenientes. Pero los hechos no sucedieron como habían previsto los responsables del Pentágono, que esperaban una incursión limpia en el centro de la ciudad para acabar con el objetivo.

Aidid logró escapar del cerco creado por las fuerzas especiales estadounidenses, y cuando se iniciaba la evacuación de los operativos tras la captura de varios secuaces del principal objetivo, la situación se convirtió en un infierno en la tierra. 

Los fieles al 'señor de la guerra' comenzaron a atacar a los helicópteros que debían sacar a los soldados de EEUU de la zona, y dos Black Hawk fueron derribados. Tras la 'Batalla de Mogadiscio' las fuerzas internacionales registraron 20 bajas y 82 heridos, mientras que entre los somalíes hubo entre 500 y 1.000 fallecidos, además de 3.000 heridos.

Gracias a la película 'Black Hawk derribado', que recogía los hechos arriba narrados,  muchos conocieron la joya de la empresa Sikorsky, el UH-60A. Ahora, su fabricante quiere dar un paso más allá y ampliar las capacidades del que, hasta hoy, ha sido el helicóptero más empleado en la línea de combate por el Ejército de EEUU durante los últimos 40 años. 

Nueva versión con o sin piloto

Aprobado por el Ejército en 1978, entro en servicio un año después y desde entonces la flota de 'Black Hawk' más de 9 millones de horas de vuelo, dando soporte en operaciones entre las que destacan Granada, Panamá, Irak, Somalia, los Balcanes Afganistán, y otras muchas.

Ahora Sikorsky, que fue adquirida por Lockheed Martin, y se ha mantenido como unidad de negocio independiente, ha anunciado que dotará al Black Hawk de los controles necesarios para convertirlo en un aparato de vuelo vertical en el que el piloto será una opción más. Podrá actuar como un dron gigante. 

Con la habitual participación de la agencia DARPA de investigación para la defensa, Sikorsky ha desarrollado un kit tecnológico que ya ha sido empleado para operar a distancia un helicóptero Black Hawk, con total autonomía y el empleo de controles 'fly-by-wire'. La fecha de estreno fue el 29 de mayo y marca el 'pistoletazo de salida' para el ambicioso programa de vuelos, que se espere esté completado en 2020.

Mientras Lockheed ya contaba con proyectos de helicópteros de carga sin piloto, al hacerse con Sikorsky ha podido rentabilizar las sinergias con el programa MATRIX de la compañía, que aplicado en un S-76B modificado lleva en pruebas desde 2013, habiendo completado más de 300 horas de vuelo autónomo. 

Lograr que un helicóptero tan versátil como el UH-60A pueda operar en entornos de conflicto sin piloto es una opción tentadora para el Pentágono, como se ha demostrado desde la Administración Obama, con el profuso empleo de drones de ataque para eliminar objetivos en enclaves hostiles sin el riesgo de poner tropas en riesgo de ser capturadas.

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