¿De la reconversión a la nacionalización?

La crisis de los años 70 y la crisis actual: por qué la industria está justo del revés

Hace 40 años las grandes empresas se quedaron anticuadas, el petróleo se disparó, la inflación era un problema mayúsculo y hasta el turismo de pasajeros siguió subiendo. Ahora, ocurre la situación es inversa. 

La crisis de los años 70 y la crisis actual: por qué la industria está justo del revés
La crisis de los años 70 y la crisis actual: por qué la industria está justo del revés
La Información

En una charla organizada en la Fundación Rafael del Pino en 2009, el ex ministro socialista Miguel Boyer y otros invitados hablaron sobre la crisis que estaba sufriendo el país en esos años. Cuando le tocó el turno a Boyer, el ex ministro movió la cabeza de un lado para otro y dijo que la crisis de 1975 a 1985 fue mucho peor que la de 2008. España perdió un billón de pesetas del PIB en los años setenta-ochenta, la industria del país quedó aplastada y el paro se disparó. Fue una crisis industrial

¿Qué habría dicho hoy Boyer si le hubieran pedido que comparase la crisis de 2020 con la de aquellos años de la Transición? ¿Es esta crisis una crisis industrial o no? He aquí una comparación sobre ambas crisis: la conclusión es que… son incomparables. En los 70 las industrias se quedaron anticuadas, el petróleo se disparó, la inflación era un problema mayúsculo, los trabajadores protestaron por sus salarios bajos, los precios de determinados metales eran altos y hasta el turismo de pasajeros siguió subiendo. Hoy todo eso se ha vuelto del revés. 

Empresas anticuadas contra empresas modernas. A lo largo de esos años 70, el problema de muchas empresas españolas fue que se quedaron atrasadas. Por ejemplo, Japón y Corea del Norte fabricaban y exportaban coches, motocicletas, barcos, tractores, camiones y bienes de equipo más baratos y con más tecnología. Las empresas españolas tuvieron que lidiar con huelgas, peticiones de subidas salarias, crisis política (la Transición) y crisis social, con lo cual no tuvieron capacidad para actualizarse. 

Hoy, el problema de la industria de automoción española (Nissan, Ford, etc) no es la tecnología propiamente, sino el exceso de producción mundial de coches. Por decirlo de otro modo, hay más oferta de coches que demanda para comprarlos, con lo cual las multinacionales deciden cerrar fábricas y dejar abiertas las que les convienen estratégicamente. La fabrica de Nissan de Barcelona estaba a la última moda, pero desde hace meses funcionaba al 25% de su capacidad, y varias líneas de montaje estaba paradas.

Energía cara contra energía barata. La crisis de los años 70 surgió por la doble subida de los precios del petróleo. En 1973 el barril pasó de 3 a 12 dólares, y en 1979 saltó a 30 dólares. Dado que eso suponía subir el precio del transporte en todo el mundo, los precios repercutieron en los costes de todas las empresas y castigaron sus cuentas de resultados. En 2020 no hay un problema del coste del petróleo. Todo lo contrario. Debido al coronavirus y las cuarentenas, millones de personas han quedado confinadas en sus casas y no han gastado en energía. Millones de empresas han cerrado temporalmente sus puertas. De modo que el consumo de petróleo (gasolina y derivados) se hundió hasta incluso precios negativos, algo insólito.

Inflación elevada contra apenas inflación. 

Debido a la subida del petróleo, la inflación se disparó a finales de los 70 hasta el 25% anual. En cambio, España ahora no tiene un problema de inflación. De enero a junio, los precios han crecido un 0,7%, lo cual es minúsculo comparado con la crisis de los años 70.

Subidas salariales contra mantener salarios. Como consecuencia de la elevada inflación de los años 70 (recordemos que fue de más del 25%), los trabajadores exigieron subidas salariales acordes con esos precios. Eso suponía crear un círculo vicioso pues los empresarios, para amortiguar las subidas de salarios, incrementaban los precios de los productos de forma equivalente, con lo cual la inflación volvía a subir, y los trabajadores volvían a pedir subidas. En 2020 no hay un problema de subidas salariales porque, ante una pandemia que ha hundido al PIB del país, lo importante no es ganar más dinero sino seguir ganando algo. Los ERTEs han supuesto el mantenimiento temporal de los salarios, a costa de rebajar esos ingresos pues el trabajador solo cobra el 70% de su salario base. Los trabajadores no demandan subidas: consideran que tienen suerte si pueden seguir trabajando.

Pasajeros en alza contra pasajeros en casa. El tráfico mundial de pasajeros de líneas aéreas fue en ascenso imparable desde los años 70, según los datos del Banco Mundial. Se ha multiplicado por diez desde 432 millones a más de 4.000 millones al año. Sin embargo, en 2020 ha tenido una caída histórica por razones evidentes: el confinamiento y el miedo a contraer el virus han paralizado las flotas de las líneas aéreas de todo el mundo y, por ende, la fabricación de aviones. Como resultado Airbus ha anunciado el despido de 900 personas en España. Y a su vez líneas aéreas como Lufthansa han perdido 2.100 millones de euros en el primer trimestre. A pesar de que recibirá 9.000 millones para amortiguar la crisis, ha dicho que 23.000 puestos de trabajo están en peligro. Air France recibirá del estado francés ayudas de 7.000 millones de euros y aun así ha anunciado 7.500 despidos. Iberia ha perdido 1.860 millones en el primer trimestre y gran parte de la plantilla de 16.000 empleados está en un ERTE desde abril. Nunca en la historia las líneas aéreas se habían enfrentado a una caída similar de pasajeros. Según Aena, el tráfico de pasajeros en los aeropuertos españoles en mayo cayó un 98%, el de operaciones un 91% y el de mercancías, un 47%.

Materias primas en alza contra materias a la baja. A mitad de los años 70, el precio de la tonelada de aluminio rondaba los 10.000 dólares. Este metal sacado de la bauxita se emplea en muchas cosas: desde latas de refrescos, hasta para hacer más ligeras partes de aviones o para la industria de bienes de equipo. Desde entonces, a pesar de las oscilaciones. el precio del aluminio ha ido cayendo. Las estadísticas de 'Metal Bulletin' indican que la curva ha sido descendente en términos contantes. En las últimas décadas el precio se ha visto influido por la crisis de 2008 que disminuyó la demanda en general de productos que usan aluminio. Luego, por la entrada de China como productor mundial (ya es número 1). Y, recientemente, por la guerra de tarifas entre EEUU y China, que está afectando a la economía china, y a su producción y consumo. Eso, unido a los altos precios de la electricidad (se necesita mucha electricidad parar producir aluminio, aunque muchos ponen en duda esa excusa de Alcoa), han obligado Alcoa a ir cerrando o reduciendo sus factorías en España como en Avilés o en Galicia. 

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